Seamos sinceros:
¿Con qué frecuencia piensas en tus intestinos?
Probablemente sólo cuando se queja.
Cuando pellizca, refunfuña, se hincha o no funciona nada. El intestino no es sólo un "órgano digestivo". Es el centro de tu bienestar. Y no sólo físicamente, sino también emocionalmente.
Porque su intestino es su mayor órgano inmunológico.
Forma parte de su sistema hormonal.
Produce sustancias mensajeras que se comunican con el cerebro.
Y determina lo bien que funciona tu sistema cardiovascular, la facilidad con la que pierdes peso, la frecuencia con la que caes enfermo... y si te levantas por la mañana y piensas: "¡Puedo abrazar el mundo!" o más bien: "Déjame en paz, sólo funciono así".
Lo mejor es:
Muchos de nosotros nos arrastramos por la vida cotidiana -cargados de energía, susceptibles, con un humor fluctuante, la piel nublada y quejas vagas- sin darnos cuenta de que todo esto puede tener algo que ver con un intestino sobrecargado, bloqueado o desequilibrado.
Pero la solución es más sencilla de lo que muchos creen.
Limpiar, reorganizar y fortalecer el intestino en tres pasos específicos.
¿Suena sencillo?
Lo es.
Porque todo empieza desde dentro.
Fase 1: Ordenar y hacer espacio - hora de la limpieza de primavera en la barriga
Imagina que tu tripa es como un piso.
Si hace años que no ventilas, ordenas o limpias, no te sorprendas si se llena de moho.
Aquí es exactamente donde entra en juego la primera fase: durante 10 días, sustancias vegetales finamente equilibradas ayudan a su cuerpo a desprenderse de viejas cargas.
La nuez negra se considera tradicionalmente un ayudante natural para los huéspedes no invitados del aparato digestivo. Además, las cáscaras de psilio barren las vellosidades intestinales como pequeñas escobas gracias a su efecto hinchante. Y lo mejor de todo es que actúan en ambas direcciones: con mucho y con poco movimiento.
Con su fibra, el extracto de alcachofa de Jerusalén refuerza las bacterias, especialmente las beneficiosas bifidobacterias. Y el camu camu -la pequeña bomba de vitamina C de la selva tropical- proporciona a tu sistema inmunitario el impulso necesario durante esta fase de limpieza.
Resultado: te sientes más ligero, más despejado y más organizado interiormente.
Los cimientos de tu nuevo equilibrio ya están puestos.
Después: 20 días de descanso - el cuerpo procesa, integra, regula.
Fase 2: Colonizar, relajar, equilibrar - el gran reset intestinal
Ahora que su sistema está listo, el siguiente paso es volver a poner en orden la flora.
Su intestino recibe ahora lo que realmente necesita: Bacterias buenas. Y miles de millones de ellas.
Durante esta fase, los lactobacilos y las bifidobacterias beneficiosas se colonizan, apoyados por la inulina, una fibra dietética suave que los alimenta sin irritar el nivel de azúcar en sangre.
¿Café y carbón de mirra? Parece una locura, pero es un truco probado: esta combinación ayuda a combatir la inflamación crónica y alivia las mucosas irritadas.
Y la vitamina A se encarga de que la mucosa intestinal se mantenga estable, es decir, de que el "papel pintado" de tu habitación interior de bienestar no vuelva a resquebrajarse enseguida.
Muchas personas se sienten con más energía durante esta fase. El vientre se aplana y la piel se aclara.
Y a veces también: pensamientos más claros. No es de extrañar: cuando los intestinos respiran libremente, la mente puede volver a pensar libremente.
Después: otra pausa de 20 días. Tu cuerpo te lo agradecerá con una integración en lo más profundo.
Fase 3: Estimular, proteger, equilibrar: los últimos retoques para su salud
Ahora vuelve a estar regulado: La raíz de genciana estimula la secreción en el tracto digestivo, para que todo "funcione bien".
El polvo de higo no sólo facilita la digestión, sino que también tiene un efecto antibacteriano.
¿Y la raíz de ruibarbo? El energizante natural para su intestino perezoso.
Acompañado de calcio, que no sólo es bueno para los huesos, sino también para la actividad muscular del propio intestino.
En esta fase, la atención ya no se centra en la limpieza o la construcción, sino en la estabilidad a largo plazo.
Así que recuérdale a tu cuerpo: así es como se siente el equilibrio. Ahora puede permanecer así.
Conclusión: No necesita una dieta radical, enemas intestinales ni caros productos especiales con dudosas promesas.
Sólo tres meses.
Tres fases cortas.
Y la decisión de hacer algo bueno por ti y por tu cuerpo ahora mismo.
No tienes que cambiar nada. Sin renuncias. Sin estrés.
Sólo unas cápsulas al mes durante 10 días - con lo mejor de la naturaleza, perfectamente adaptado a las necesidades de su organismo.
Si consigues que tus intestinos vuelvan a la normalidad, tus intestinos te devolverán a la normalidad.
Holístico. Natural. Y sostenible.
La mayoría de la gente dice que después de estos 3 meses:
"Debería haberlo hecho mucho antes".
¿Y tú?
Hazlo ahora.