Hoy comparto contigo algo muy personal...

Hoy comparto contigo algo muy personal... (y aún me da miedo hacerlo público)

Pero quizá tú también seas de los que nunca se han sentido realmente a gusto en su propio cuerpo y mi historia te dé la sensación de que no estás solo. 

Soy yo la que no ha podido aceptar su cuerpo desde la infancia.

A los 9 años, una frase equivocada en el momento equivocado tuvo un efecto duradero en mi imagen corporal. 

Mientras otras chicas se iban de fiesta a la playa en bikini a los 16 años, yo escondía mis muslos, porque ya entonces tenía una celulitis severa. Al parecer, mi gen de tejido conjuntivo firme se había olvidado.

En lugar de sentirme orgullosa de mi cuerpo, sólo sentía vergüenza y un profundo deseo de tener un aspecto diferente. Y la cosa no mejoró... Tenía una talla 34 arriba y 42 abajo, y odiaba mi cuerpo por ello. Celulitis, burlas en el colegio, pánico antes de las clases de natación. 

Incluso de adulta evitaba las situaciones en las que había que enseñar las piernas (playa, lago, sauna, pantalones cortos...), incluso con mis propios hijos apenas iba a nadar porque la vergüenza era muy poderosa.  

Escondí las piernas, me escondí.

Estaba allí, pero no era libre.

Hace apenas un año andaba con pantalones largos a 36 grados, ¡porque pensaba que nadie debía verme las piernas! Me habría encantado cortármelas.  

Y entonces... llegó este pequeño frasco. Una crema. Suena banal, ¿verdad? Pero, ¿y si te dijera que fue el principio de algo grande para mí? 

Los probé, sin grandes expectativas. Y entonces algo cambió. No sólo mi piel. También mi sensación. Mi mirada. Mi valor.

Hoy, casi cuatro meses después, he hecho algo que me había negado durante años:

  • He reservado unas vacaciones en la playa.
  • Me compré faldas
  • He reservado un curso de buceo
  • Vuelvo a la vida

Esta pequeña olla no me dio un nuevo yo - Pero el viejo yo ha vuelto.

La que ama el sol La que baila La que quiere ser libre.

P.D. Por supuesto, sé que sólo se puede encontrar el verdadero amor por uno mismo en el interior, pero puedo decirte que este cambio ha tenido un profundo efecto en la forma en que me veo a mí misma y a mi cuerpo.

Y:

Hay cosas que quizá nadie ve.
Pero nosotros mismos las vemos y las sentimos todos los días.

Celulitis, por ejemplo. Para algunos, sólo abolladuras. Para otros, toda una vida de vergüenza. Bromas en el patio del colegio, miradas en la playa, la sensación constante de tener que esconderse.

Y entonces alguien te dice: 'Quiérete tal como eres'. Suena bien. Pero, ¿y si ese "sencillo" nunca fue sencillo para ti?

¿Y si quieres amar tu cuerpo, pero hay una voz silenciosa que recuerda todos los momentos en los que no te has sentido amado?

Creo que está bien si quieres cambiar algo. No porque tengas que hacerlo. Sino porque finalmente estás tomando la decisión por ti mismo. Porque quizá, como yo, has encontrado algo que te ayuda a sentirte mejor.

Nada de milagros. Ni promesas de Photoshop. Pero una diferencia real que se puede ver y sentir. El amor propio no significa: "Todo sigue como está".

Amor propio significa: puedes elegir lo que es bueno para ti. Sin tener que justificarte. Aunque eso signifique regalarse una crema que por fin le dé la sensación de que ya no tiene que esconderse.

- Nadine S.

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